PRÓLOGO.
El amor verdadero es el más sublime sentimiento, el servicio abnegado la más noble acción y la humildad sincera la más grande virtud. Los tres conforman un conjunto maravilloso que si los incluimos acompañándonos permanentemente en nuestro hábito de vida, tendremos una existencia de bendición para nosotros mismos y para los demás; también será de inmensa gratitud, de honra y de gloria a Dios. Son así: Sentimiento, acción y virtud que aplicados en la vida nos disponen con la mejor actitud.